Sus fans más acérrimos seguro que recuerdan el accidentado concierto de la sala Bikini en el 2002 con el que debutó sobre un escenario en Barcelona. Aquella vez, que presentaba su segundo álbum, el excepcional 'Gold' (2001), Ryan Adams amenazó con marcharse sin acabar el concierto si no le devolvían el zapato que alguien le había quitado al lanzarse al público. No fue su mejor noche y ya no regresó hasta el 2017, para el Festival Cruïlla, donde presentó 'Prisoner'.

Adams, nominado siete veces en los Grammy, es uno de los más talentosos compositores del rock de las últimas décadas. Debutó en solitario con el fatástico Heartbreaker (2000), el disco que focalizará la atención de sus conciertos de marzo -con Ryan a la voz, guitarra y armónica-. A ese icónico LP le siguió Gold (2001), que ya lo consagro. En este  álbum, Gold, “Adams se presentó como el reverso de Kurt Cobain, beodo de vino y de Sticky Fingers. El resto estético que asume ahí Adams gasta look de pop. En la portada, la bandera de Estados Unidos, al revés. La imagen de marca de la percepción estadounidense, boca abajo. 

Entre sus fans confesos encontramos nombres como Norah Jones, Taylor Swift, Elton John, Willie Nelson, Noel Gallagher o el escritor Stephen King, quien en 2007 lanzó a los vientos esta frase: “No voy a decir que Ryan Adams es el mejor compositor norteamericano desde Neil Young, pero tampoco voy a decir que no lo es”.